lunes, 28 de octubre de 2013

La salud dental en unos pasos

El cepillo de dientes es una herramienta absolutamente clave en la salud dental, y debe ajustarse a diversas circunstancias de su propietarios: su edad, su destreza manual, sus gustos, si cuenta o no con implantes o lleva ortodoncias, y un largo etcétera. Su uso, además, tiene una fecha de caducidad muy determinada: a los 3 ó 4 meses debe ser sustituido para mantener una óptima higiene bucal.


La higiene bucal es un hábito que se adquiere o debe adquirirse desde la infancia. La importancia de esta práctica diaria es básica para mantener una boca sana y prevenir enfermedades e infecciones en un futuro no muy lejano. En armonía con una alimentación rica y variada y las visitas al dentista, la higiene bucal le proporcionará unos dientes robustos y una sonrisa saludable.

Hay pastillas y soluciones que le permitirán comprobar si sus dientes están limpios. El cepillo de los más pequeños debe contar con un mango más grueso para facilitar su sujeción, Es el compañero inseparable de los dientes.

En España, el 25,48% de la población presenta caries, según el Libro Blanco sobre la profesión Odontológica presentado por el Colegiode Odontólogos y Estomatólogossiendo Cantabria con un 11,89% la Comunidad Autónoma con el porcentaje más bajo de caries en su población y Extremadura (34,89%) el más alto. El estudio también señala que el 55,26% de la población española tienen algún diente o muela empastada, siendo el porcentaje mayor para las mujeres (58,65%) que para los varones (51,75%). La Comunidad con mayor porcentaje de empastes es la Comunidad de Madrid (64,33%).

Algunas de las afecciones orales más prevalentes, como la caries y la enfermedad periodontal, están íntimamente ligadas a una limpieza bucal correcta. Para la caries tenemos el flúor, especialmente el uso de pastas dentífricas con este componente, principal causa de la disminución de la incidencia de la caries dental en los países desarrollados.

Cepillarse los dientes correctamente 2 ó 3 veces a lo largo del día con dentífricos con flúor constituye una medida eficaz, además de cuidar la alimentación y acudir periódicamente al dentista. Los hábitos higiénicos también son fundamentales para eliminar la placa bacteriana, evitando la inflamación de las encías y sus consecuencias más severas, como la enfermedad periodontal, la conocida piorrea. Un correcto cepillado dental es determinante, de ahí la importancia de conocer las técnicas de cepillado para que la remoción de la placa bacteriana sea eficaz. La elección del cepillo dental es fundamental, y también su conservación es otro aspecto a tener en cuenta. El uso de cepillos dentales es imprescindible, ya sea manual o eléctrico, pero hay que saber que su eficacia va disminuyendo con el uso diario, por lo que se aconseja su cambio cada 3 ó
4 meses: un cepillo desgreñado no cepilla.

En cuanto a la conservación del cepillo, tras su uso hay que lavarlo con abundante agua y secarlo antes de guardarlo en un recipiente que no contenga más cepillos para evitar la transmisión de enfermedades. Sin duda, todo esto favorecerá que disfrutemos de una boca sana y una bonita sonrisa. Cuando las barreras de la prevención fallan, aparecen los problemas, las molestias, las enfermedades. Las afecciones orales más frecuentes son las caries y la enfermedad periodontal, la que afecta a las encías. Eso sin olvidar otras patologías como las maloclusiones, los traumatismos orofaciales y el cáncer oral.

Antes de sufrir cada uno de estos males existe una batería de medidas preventivas con una eficacia comprobada, como han demostrado evidencias científicas, apunta la doctora Samara. Una correcta limpieza para tus dientes es fundamental, como no podía ser de otra manera. Para las caries destaca el flúor y, en especial, la disponibilidad de pastas dentífricas fluoradas, que se ha convertido en la principal causa de la disminución de la incidencia de la caries dental en los países desarrollados. Ahora, en nuestro llamado “primer mundo”, la incidencia de esta afección es decreciente.

Ya lo saben: cepillarse los dientes diariamente unas 2 ó 3 veces al menos durante unos tres minutos con dentífricos con flúor constituye una medida eficaz. El beneficio preventivo será mucho mayor si, además, no se abusa de ingerir dieta rica en azúcares y se acude al dentista con periodicidad para llevar a cabo las revision es oportunas y que el profesional realice selladores de fisuras y fluorizaciones profesionales.

Caries

La caries dental es una enfermedad multifactorial con máxima prevalencia en niños y jóvenes, puesto que sus dientes, recién erupcionados, resultan más susceptibles de sufrir este trastorno. Las caries pueden aparecer desde el mismo momento que aparecen los dientes en la boca del niño, a los 6 meses. Por desgracia, hay un tipo especial de caries que aparece a muy corta edad, la caries de la infancia temprana o caries del biberón, que produce un deterioro rápido y agresivo de los dientes alrededor de los 20-24 meses de vida”, añade la doctora Paloma Planells, presidenta de la Sociedad Española de Odontopediatría.

Estas caries se producen al añadir azúcares o miel al biberón o al chupete, y que éstos permanezcan durante largo tiempo en la boca del bebé; el peor momento es la noche. También el consumo frecuente de zumos de fruta pueden causar un grave deterioro dental, sobre todo si se mantiene de forma prolongada en la boca del niño.

Enfermedad periodontal
La creación de hábitos higiénicos, además, evitará la placa bacteriana, materia que se forma sobre la encía y los dientes. Con la higiene bucal, evitaremos la inflamación de las encías y sus consecuencias más severas, como las paradontosis o enfermedad periodontal, popularmente conocida como piorrea. De nuevo, un correcto cepillado dental es determinante, con lo que se evitará pasar de la inflamación de encías (gingivitis) a algo más grave. La gingivitis es consecuencia de la acumulación de bacterias en la placa dental. La encía se inflama adquiriendo un color rojizo y sangrando con facilidad, signo inequívoco de que existe una infección gingival.

Maloclusiones

Las maloclusiones son cada vez más frecuentes –”la padecen hoy en día el 30 por ciento de los niños”, apunta la doctora Samara- son de origen genético o por malos hábitos, como por ejemplo cuando el maxilar inferior monta sobre el superior. Se  puede prevenir o, al menos, mejorar, cambiando al niño el hábito del chupete o de la succión de su dedo al año. Su tratamiento es mejor si se identifican precozmente, para lo que la asistencia al dentista es imprescindible. La ortodoncia es la solución para una afección que impide masticar bien, además de otros problemas estéticos.

Traumatismos orofaciales

Ahora bien, donde realmente se debe aplicar la prevención es en los traumatismos orofaciales: cualquier impacto que provoque lesiones en el diente. Su incidencia suele radicar entre los primeros meses de la vida hasta la adolescencia, como demuestran los datos. En las tres últimas décadas han experimentado un aumento del 32 por ciento, sobre todo entre los chicos de 9 a 11 años (3 a 1 es la proporción respecto a las chicas). Como curiosidad, el diente que más sufre estas lesiones es el incisivo superior derecho, el número 11”, detalla la doctora Samara, resaltando que la incorporación de las prácticas deportivas al estilo de vida diaria, muchas veces sin material protector, tienen mucho que ver en este
incremento de las lesiones en los dientes. Para estos traumatismos, las soluciones pasan por la recomposición de los dientes dañados, los postizos o la reimplantación (siempre que el diente haya salido de raíz y se pueda trasladar al dentista en buen estado).

Cáncer oral

El cáncer oral es otra de las grandes enfermedades, aunque, actualmente, el 85 por ciento de los casos son visibles, por lo que se pueden diagnosticar y tratar velozmente. Las revisiones periódicas, sin duda, son por tanto el mejor tratamiento precoz de este cáncer, además de un estilo de vida sano, obviamente. Basta un detalle y una advertencia: este cáncer lo sufren diez veces más los pacientes fumadores y bebedores, y los hábitos de los padres también repercuten en los hijos.