El
cepillo de dientes es una herramienta absolutamente clave en la salud
dental, y debe ajustarse a diversas
circunstancias de su propietarios: su edad, su destreza manual, sus
gustos, si cuenta o no con implantes
o lleva ortodoncias, y un largo etcétera. Su uso, además, tiene una
fecha de caducidad muy determinada:
a los 3 ó 4 meses debe ser sustituido para mantener una óptima
higiene bucal.
La
higiene bucal es un hábito que se adquiere o debe adquirirse desde
la infancia. La importancia de esta práctica
diaria es básica para mantener una boca sana y prevenir enfermedades
e infecciones en un futuro no
muy lejano. En armonía con una alimentación rica y variada y las
visitas al dentista, la higiene bucal le proporcionará
unos dientes robustos y una sonrisa saludable.
Hay pastillas
y soluciones
que le
permitirán comprobar
si sus
dientes están
limpios. El
cepillo de
los más pequeños
debe contar
con un mango
más grueso
para facilitar
su sujeción, Es el
compañero inseparable de
los dientes.
En
España, el 25,48% de
la población presenta caries,
según el Libro
Blanco sobre la profesión Odontológica presentado
por el Colegiode Odontólogos y Estomatólogos, siendo
Cantabria con un
11,89% la Comunidad Autónoma
con el porcentaje
más bajo de caries
en su población y Extremadura
(34,89%) el
más alto. El estudio también
señala que el
55,26% de la población española
tienen algún
diente o muela empastada,
siendo el porcentaje mayor para las
mujeres (58,65%) que
para los varones (51,75%).
La Comunidad con
mayor porcentaje de
empastes es la Comunidad
de Madrid (64,33%).
Algunas
de las afecciones orales más prevalentes, como la caries y la
enfermedad periodontal,
están íntimamente ligadas a una limpieza bucal correcta. Para
la caries tenemos el flúor, especialmente el uso de pastas
dentífricas con
este componente, principal causa de la disminución de la incidencia
de la caries
dental en los países desarrollados.
Cepillarse
los dientes correctamente 2 ó 3 veces a lo largo del día con
dentífricos con
flúor constituye una medida eficaz, además de cuidar la
alimentación y
acudir periódicamente al dentista. Los
hábitos higiénicos también son fundamentales para eliminar la
placa bacteriana,
evitando la inflamación de las encías y sus consecuencias más severas,
como la enfermedad periodontal, la conocida piorrea. Un
correcto cepillado dental es determinante, de ahí la importancia de
conocer las
técnicas de cepillado para que la remoción de la placa bacteriana sea
eficaz. La elección del cepillo dental es fundamental, y también su
conservación es
otro aspecto a tener en cuenta. El uso de cepillos dentales es imprescindible,
ya sea manual o eléctrico, pero hay que saber que su eficacia va
disminuyendo con el uso diario, por lo que se aconseja su cambio cada
3 ó
4
meses: un cepillo desgreñado no cepilla.
En
cuanto a la conservación del cepillo, tras su uso hay que lavarlo
con abundante agua
y secarlo antes de guardarlo en un recipiente que no contenga más cepillos
para evitar la transmisión de enfermedades. Sin duda, todo esto
favorecerá que
disfrutemos de una boca sana y una bonita sonrisa. Cuando
las barreras de la prevención fallan, aparecen
los problemas, las molestias, las enfermedades.
Las afecciones orales más frecuentes son
las caries y la enfermedad periodontal, la que
afecta a las encías. Eso sin olvidar otras patologías como
las maloclusiones, los traumatismos orofaciales
y el cáncer oral.
Antes
de sufrir cada uno de estos males existe una batería
de medidas preventivas con una eficacia comprobada,
como han demostrado evidencias científicas,
apunta la doctora Samara. Una
correcta limpieza para tus dientes es fundamental, como no podía
ser de otra manera. Para las caries destaca el
flúor y, en especial, la disponibilidad de pastas dentífricas
fluoradas, que se ha convertido en la principal
causa de la disminución de la incidencia de
la caries dental en los países desarrollados. Ahora,
en nuestro llamado “primer mundo”, la incidencia de
esta afección es decreciente.
Ya
lo saben: cepillarse los dientes diariamente unas
2 ó 3 veces al menos durante unos tres minutos con
dentífricos con flúor constituye una medida
eficaz. El beneficio preventivo será mucho mayor
si, además, no se abusa de ingerir dieta rica en
azúcares y se acude al dentista con periodicidad para
llevar a cabo las revision es oportunas y que
el profesional realice selladores de fisuras y fluorizaciones
profesionales.
Caries
La
caries dental es una enfermedad multifactorial con
máxima prevalencia en niños y jóvenes, puesto que
sus dientes, recién erupcionados, resultan más susceptibles
de sufrir este trastorno. “Las
caries pueden aparecer desde el mismo momento que
aparecen los dientes en la boca del niño,
a los 6 meses. Por desgracia, hay un tipo especial de
caries que aparece a muy corta edad, la caries
de la infancia temprana o caries del biberón, que
produce un deterioro rápido y agresivo de los dientes
alrededor de los 20-24 meses de vida”, añade
la doctora Paloma Planells, presidenta de la Sociedad
Española de Odontopediatría.
Estas
caries se producen al añadir azúcares o miel al
biberón o al chupete, y que éstos permanezcan durante largo tiempo en la boca del bebé; el peor momento
es la noche. También el consumo frecuente de
zumos de fruta pueden causar un grave deterioro
dental, sobre todo si se mantiene de forma
prolongada en la boca del niño.
Enfermedad
periodontal
La
creación de hábitos higiénicos, además, evitará la
placa bacteriana, materia que se forma sobre la encía
y los dientes. Con la higiene bucal, evitaremos la
inflamación de las encías y sus consecuencias más
severas, como las paradontosis o enfermedad periodontal,
popularmente conocida como piorrea. De
nuevo, un correcto cepillado dental es determinante, con
lo que se evitará pasar de la inflamación de
encías (gingivitis) a algo más grave. La gingivitis es
consecuencia de la acumulación de bacterias en
la placa dental. La encía se inflama adquiriendo un
color rojizo y sangrando con facilidad, signo inequívoco de
que existe una infección gingival.
Maloclusiones
Las
maloclusiones son cada vez más frecuentes –”la padecen
hoy en día el 30 por ciento de los niños”, apunta
la doctora Samara- son de origen genético o
por malos hábitos, como por ejemplo cuando el maxilar
inferior monta sobre el superior. Se puede prevenir o, al menos, mejorar, cambiando al
niño el hábito del chupete o de la succión de su dedo
al año. Su tratamiento es mejor si se identifican precozmente,
para lo que la asistencia al dentista es
imprescindible. La ortodoncia es la solución para
una afección que impide masticar bien, además
de otros problemas estéticos.
Traumatismos
orofaciales
Ahora
bien, donde realmente se debe aplicar la prevención es
en los traumatismos orofaciales: cualquier impacto
que provoque lesiones en el diente. Su incidencia suele
radicar entre los primeros meses de la vida hasta
la adolescencia, como demuestran los datos. “En
las tres últimas décadas han experimentado un
aumento del 32 por ciento, sobre todo entre los
chicos de 9 a 11 años (3 a 1 es la proporción respecto
a las chicas). Como curiosidad, el diente que
más sufre estas lesiones es el incisivo superior derecho,
el número 11”, detalla la doctora Samara, resaltando
que la incorporación de las prácticas deportivas al
estilo de vida diaria, muchas veces sin material
protector, tienen mucho que ver en este
incremento
de las lesiones en los dientes. Para
estos traumatismos, las soluciones pasan por la recomposición
de los dientes dañados, los postizos o la reimplantación
(siempre que el diente haya salido de raíz
y se pueda trasladar al dentista en buen estado).
Cáncer
oral
El
cáncer oral es otra de las grandes enfermedades, aunque,
actualmente, el 85 por ciento de los
casos son visibles, por lo que se pueden diagnosticar y
tratar velozmente. Las
revisiones periódicas, sin duda, son por tanto el mejor
tratamiento precoz de este cáncer, además de un
estilo de vida sano, obviamente. Basta un detalle y
una advertencia: este cáncer lo sufren diez veces más
los pacientes fumadores y bebedores, y los hábitos de
los padres también repercuten en los hijos.